Hoy me siento segura,
porque me siento viva.
Ese vaho atrayente,
esa invitación vaporosa a perseguir
tus impulsos eléctricos
justo al ras de tu piel,
bajo la falsedad.
Sí, amor,
se te acabaron las sotas
y te he sorprendido sin más sorpresas.
Cuando me seducías, ¡ay!,
me seducías con novedades.
Pero el tiempo me dice, amor,
que tus sabores son estables
y tus sonidos, recursivos.
Me urge volar, cielo,
¡Oh, volar en tus entrañas!
¡Sí! ¡Sola, una y otra vez!
Para hallar caminos nuevos hacia tu carne.
Si afiladas las navajas,
(¡Oh, amor! ¡Oh... sí!)
el trazo es más exacto.
Y ése hilo escarlata que encapsula toda posible perfección
reduce el mundo a un sublime éxtasis de silencio absoluto;
incontenible frenesí, amorfo, etéreo...
¡Ah, destello estático!
Desconexión entre sentidos:
todos los colores concentrados en un sólo punto,
el solazar sobre un enjambre estelar
en un infinitesimal instante.
¡Ah, grandiosa decadencia!
PURA/DESBORDANTE/PUNZOCORTANTE.
¡Ay, hermosísima demencia!
La universalidad sin importancia.
El alma hecha éter, deslumbrante, poseída.
Halo de soledades rojizas.
Sí, la tuya, la mía.
Soledades fusionadas.