martes, abril 13, 2010

Techo de lámina para aderezar.

Luego del calor tortuoso que ha durado ya un buen tiempo, nada más agradable que la brisa fresca, fría y con olor a tierra húmeda. La lluvia viene y releva al sol en el momento exacto, como una invitada muy especial. Como si la esperaran desde siempre, anuncia que está acá, dorada, acariciando cada poro y a cada inhalación. Los truenos no son amenazadores, no: son reflejos del regocijo de la tierra al recibir un baño precipitado. Pausa de labores. Grietas fusionándose. Relajación exquisita. La primera lluvia copiosa de abril es la más bienvenida de todas. Y como una dama, se retira al poco tiempo de haber arribado, y no se le ve en un buen tiempo.