Doña Lidia la de las facciones duras,
o mejor dicho endurecidas por el tiempo.
Entonces la de las facciones suaves,
la de los ojos parlantes.
Jamás había aprendido tanto de alguien
con quien [por desgracia] charlé tan poco.
En sus ojos, en el brillo de sus ojos
estaba toda la poesía del mundo:
Ha conocido el amor y la desgracia,
ha visto la muerte de cerca.
Lo ha visto todo.
Todas sus frases eran transparentes,
con palabras enormemente sencillas:
descripciones horrorosamente exactas
minúsculas dagas de infinita dulzura.
La angustia lastimaba su alma
y le dictaba cada entonación,
y sus ojos complementaban cada una
con palabras de precisión absoluta.
Esa mujer es una columna de roca.
Sí, una pilar sólido, terriblemente sólido
divagando entre un río manchado
de angustia, de memorias y de horror,
un tronco con pocos anillos
y demasiados nudos.
[cómo me gustaría arrancarle la pena del pecho]
Una mente vívida y danzante, la de doña Lidia.
[Usted ha tallado su firma en mi mente.
Deme su mano, tenga:
acá tiene el producto de mi fuerza de voluntad.
No sabría de qué otra forma agradecerle,
no podía ofrecerle nada menos.]
5 comentarios:
Como diria un Feisbukiano: I like it!
bien!... dan ganas de saber quien es o era
saludos
Saludos Andrea, por cierto es agradable conocer gente que te deja algo, q te dice tantas cosas sin hablar, es como si fuera una obra hecha para ti, un mensaje místico que te llegó al conocer a alguien así, me alegro por tí que te haya pasado eso. Q poema tan interesante, bastante original, lo siento bastante bien estructurado, es casi como un relato, para mí es una obra que desfila elegantemente entre dos mundos, entre lo prosaico y lo poético, sobrio, hermoso, elegante, en mi opinión es lo mejor que he visto entre tus obras, no conozco todo lo que has escrito pero este esta muy bien hecho me parece. Felicitaciones. Saludos
No conozco a ninguna doña Lidia, pero quiero conocerla...
Ah, créanme, les fascinaría conocerla. Gracias por leerme :]
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